Aquellos maravillosos veranos

Hace ya un tiempo que escribí el post “Mi pueblo y mi ciudad” Os lo dejo por si lo queréis volver a leer.

Me ha venido a la cabeza pensando en los veranos de mi infancia. Esos veranos en los que me iba al pueblo, a mi pueblo, a la ribera navarra donde había cien mil millones de mosquitos y un calor infernal pero no me importaba porque me encantaba ir.

Esos veranos en los que me pasaba el día en la piscina y en la calle a la fresca jugando con mis amigas, sin horarios prácticamente. En los que mi abuela me decía “hija mía, vete a la carnicería de machete y dile que eres mi nieta y que te ponga costillicas de cordero, 150gr de jamón del bueno….” Y ahí iba yo muy obediente y muerta de la vergüenza a contarle al carnicero todo, jajaja

Tengo un recuerdo increíble de esos veranos, de esa libertad que podía tener allí. Iba de casa en casa. Un día comía con mi abuela Carmen, otro día con mi tía Ina, me encantaba ir a ver a mi tía Concha para que me diese uno de sus flanes de huevo tan ricos, los yogures de mi tía Charo (que mis hijos siguen degustando cuando vamos)… y juntarnos todos los primos en casa de mi abuela Josefina. Por no hablar de las fiestas, los autos de choque, la orquesta de la plaza. Suplicaba a mis padres que me dejasen siempre 3 canciones más!!!

LA ORQUESTA– por ahí andaría yo como loca bailando

 

… Qué recuerdos tan buenos tengo del chupinazo “Valtierranas, Valtierranos, ¡Viva San Irineo!!! Viva!!! … sigo guardando mi pañuelico como oro en paño.

Esa sensación de libertad quiero que la vivan también mis hijos y en ello ando. Mandarles a comprar el pan, a hacer algún recado, dejarles que vayan a por chuches sólos, quedar con las amigas y amigos para ir juntos a los sitios. (Hablo de los mayores, no de la pequeña por supuesto).

Son cosas que les ayudan a hacerse más responsables. Les recalco que miren al cruzar la calle, que no hablen con gente desconocida, que tengan cuidado… pero creo que es importante darles esa confianza para que sepan que pueden hacer ciertas cosas ellos solos y creo que es algo que les viene muy bien.

El primer día lo pasé yo peor que ellos y de hecho vigilé por el balcón que todo iba bien. Soy muy miedosa y me da pavor, como a todos los padres, que les pase algo a mis hijos pero creo que les sobreprotegemos demasiado y que llegados a una edad hay que darles confianza para que empiecen a valerse por ellos mismos.

No les veo de momento yéndose de fiestas ni mucho menos y espero que aún tarden unos años pero sí tengo claro que les llevaré a mi pueblo algún año para que las disfruten, como hice yo en su día, de aquellos maravillosos veranos. Chuck seguro que se apunta!

Espero que tengáis un gran mes de agosto. Si tenéis la suerte de ir a algún pueblo, disfrutad de su gente y de sus fiestas.

Nos vemos y leemos en septiembre!

Besos