Otoño en el norte

Aire fresco, naturaleza y buena compañía.

Es todo lo que tuvimos el pasado puente del Pilar.

Coche cargado hasta los topes. Os aseguro que no entraba nada más. Maletas, botas de monte, comida y sobre todo muchas ganas de desconectar del móvil y del ordenador.

Pusimos rumbo a Asturias que nos recibió con un solazo y un tiempo espectacular. Llegamos a la casa rural donde nos íbamos a hospedar y lo único que se oía eran pájaros, gallinas y bueno, un cortacésped 😉 Se respiraba mucha calma y tranquilidad.

Fuimos llegando todos poco a poco. En total 15 adultos y 19 niños con ganas de mucha juerga.

La casa donde estuvimos se llama La Tablá. Está en Besnes y es totalmente recomendable. Está formada por 4 casas. Puedes reservar 1, 2 … las que necesites en función del número de personas que seáis. Nosotros obviamente reservamos las 4.

Hay un jardín con columpios para los niños y para los mayores que quieran hacer ejercicio 😉 La barbacoa era un requisito necesario y la disfrutamos de lo lindo. Y una de las mejores cosas para mí es que se pueden llevar mascotas así que nuestro Chuck vino con nosotros y se juntó con Gordon, el perro de otros amigos. No se lo pasaron bien ni nada.

Sólo fuimos con un objetivo. Disfrutar de lo que se llama slow life.

El primer día aprovechamos los alrededores de la casa y tras un buen paseo nos dimos un homenaje con una súper barbacoa.

El plan del segundo día lo teníamos claro desde agosto que fue cuando planificamos el viaje. Queríamos ir a Santo Toribio de Liébana por ser año Lebaniego y allí que fuimos. Pasamos por la Puerta del Perdón, escuchamos la Misa y pudimos incluso besar La Cruz tras una larga espera que a algún niño se le hizo pelín larga. (Os dejo un enlace por si os interesa conocer la historia de LA CRUZ)

Fue un día de mucho calor así que hicimos una pequeña ruta por los alrededores de la Iglesia buscando un sitio con sombra para poder comer y acabamos con los bocatas en los bajos de la Ermita de Santa Catalina. Echad un vistazo al enlace. Es un sitio precioso y mi foto no le hace justicia.

El plan de la tarde fue ir a Fuente Dé. La pena fue que  estaba completo y nos quedamos sin poder subir en el teleférico pero la siesta que cayó tirados en la hierba con cervecita fría y helado incluidos no estuvo nada mal.  A cambio dimos otro paseo por la zona.

Tampoco estuvo nada mal la cena de después  con pimientos rellenos incluidos.

El tercer día fuimos a Bulnes donde acabamos subiendo uno de los picos cercanos de la zona, quien dice pico dice hasta aquí que no podemos más. Fue una ruta preciosa y sudamos la camiseta literalmente.

  

Ese día comimos en Benia de Onis, en la sidrería Moreno. Si os lo digo es porque merece la pena y mucho. Unos pedimos fabada, otros  fabinas con pulpo y todos comimos cachopo que estaba  buenísimo y la tarta de queso … espectacular. Súper recomendable el sitio. Bueno, barato y muy buen trato y si le sumas que con todos los que éramos tuvimos la suerte de que nos pusieron en la terraza, imposible pedir más.

Comimos tan rico y tan bien que ese día no hubo cena. Sí sobremesa con un poco de queso picón de Potes,  pan de pueblo y palmeras gigantes y corbatas de Casa Pindal de Unquera. No nos íbamos a ir a dormir con el estómago vacío 😉

Llegó el domingo y se nos habían pasado los 4 días volando.

Subimos otro pico y nos despedimos después de una rica comida mexicana.

En resumen, disfrutamos de la naturaleza, de buena compañía y de buena gastronomía. Una buena manera de empezar con el otoño en el norte aunque en realidad parecía verano.

Los niños preguntan que para cuándo la siguiente…y los mayores también.

Besos