Mi verano sin filtros
Parece mentira que agosto esté llegando a su fin y aunque todavía queda verano por delante, no será lo mismo y lo sabes.
Empezamos el verano por el Sur desconectando y cargando pilas después del curso. Días en los que no hicimos otra cosa que descansar, dormir, ir a la playa, pasear, disfrutar y comer junto con amama y cuando digo comer es comer cada dos horas. Así volvimos todos con buen color y más lozanos pero para eso están las vacaciones, no?
El mes de julio fue una vez más el mes de las acrobacias porque compaginar trabajo con niños no suele resultar nada fácil pero no creo que sea necesario que os lo cuente… Sobrevivimos bastante bien.
Y de repente llegó agosto…
No concibo un agosto sin playa, sin salitre, sin arena, sin partidos de palas, aunque reconozco que tal y como he leído en la columna del guardián del centeno del nº de septiembre de ELLE, el momentazo de un día de playa es la ducha que te das en casa cuando te quitas toda la arena y salitre que llevas. Es como cuando hace años iba a esquiar… el mejor momento era cuando me quitaba las botas y no me había roto nada.
Pero no nos desviemos del tema, que yo lo que quería era hablaros del 8º mes del año.
Agosto es el mes que más disfruto de mi familia y que más planes hacemos juntos. Excursiones, rutas en bici y playa sobre todo mucha playa, toda la que el maravilloso tiempo del norte nos ha permitido.
Este agosto he estado muy acuática. No sé si habrán sido los 40 pero me he bañado más que nunca. Hacer mi rutina de fitness con amigas y acabarla con baño en la playa ha sido uno de mis planes preferidos.
Disfrutar de la playa hasta casi cerrarla, ver esos atardeceres tan espectaculares, pisar arena blanca y fina y coger olas o que ellas me hayan cogido a mi más bien, estar con amigos, no mirar el reloj, alguna que otra cervecita, y risas (también llantos no nos vayamos a engañar), hacer fotos y dejar que me las hagan…
Así ha sido mi #veranosinfiltros
Con #mitropa y mi capazo de SIETECUATROCUATRO